Xavier Gabriel

(Sort, Lleida, 1957-2023) Empresario español. Xavier Gabriel Lliset nació el 21 de marzo de 1957, en Sort, un pequeño pueblo del prepirineo leridano, ubicado en un valle por donde transcurre el río Noguera Pallaresa, al que él, jugando con el topónimo de «sort» (‘suerte’ en castellano), rebautizó como «la Vall de la Sort».

El valle forma parte de la famosa comarca del Pallars Sobirà, más bien deprimida si no fuera por la explotación de los deportes de aventura, del que Gabriel fue el pionero, y también en buena medida gracias a la administración de lotería que regenta, la Bruixa d’Or (‘Bruja de Oro’). La familia era profundamente religiosa y conservadora. Sus padres, Ramon Gabriel Civís y Maria Lliset Borrell, regentaron durante muchos años el estanco local.

Vivió su infancia en un entorno familiar que lo mimaba, sobre todo sus abuelos paternos, con quienes pasaba los veranos en Figuerola d’Orcau y que le obligaban a estudiar y a aprender a escribir a máquina, en particular el abuelo, cuya afición a jugar en bolsa animó más tarde a Xavier a embarcarse en inversiones de riesgo.


Xavier Gabriel

Después de cursar los estudios primarios en su pueblo natal y el bachillerato en Lleida, aún con dieciséis años entró a trabajar de chico para todo en la Caja de Crédito para la Vivienda, en la capital leridana, con un sueldo que ni siquiera le llegaba para pagarse la pensión. Por ello, sus padres le cubrían los gastos personales, que incluían un décimo semanal de la Lotería Nacional, hasta que a los pocos meses fue ascendido a auxiliar administrativo.

Pionero de los deportes de aventura

Su suerte prosiguió cuando, tras cumplir el servicio militar en Tenerife, lo trasladaron a la oficina de Sort, donde a los veintiocho años alcanzó la categoría C, la máxima para aquella localidad. Pero su esfuerzo y su plena dedicación no eran equiparables a los aumentos de sueldo, por lo que, después de una breve experiencia en el Banco de Navarra y en Banca Catalana, casado y con un hijo de dos años, pidió la liquidación y abandonó para siempre el mundo financiero.

Tras una breve pero intensa experiencia en el mundo de las ventas y del marketing (turismo, restauración, joyería, con viajes a Barcelona y las Islas Baleares), puso en marcha el negocio más arriesgado para la época, por lo desconocido: los deportes de aventura, que lanzó en el ámbito estatal en 1987 y 1988, cuando las infraestructuras eran aún tercermundistas. Pero aquel pionero de deportes como el rafting no se amilanó.

Después de visitar instalaciones que funcionaban a la perfección en los Alpes, convirtió en pocos años el río Noguera Pallaresa en el paraíso de los deportes de aventura. Quienes probaban, volvían, y el número de practicantes fue multiplicándose año tras año. Al rafting añadió hasta otros diez deportes en seis años, como el exitoso puenting. La terraza del bar estaba llena desde las seis de la mañana hasta altas horas de la madrugada.

Pero cuando en 1993 Gabriel abandonó la empresa, D’Aventur, ésta se sumió en una profunda recesión, debido a las deudas generadas por la construcción de un gran albergue. Para paliar esas deudas Gabriel había solicitado a sus socios y hasta entonces amigos una ampliación de capital, pero éstos no cumplieron. Fue la primera gran decepción, porque él confiaba ciegamente en los amigos.

La Bruixa d’Or

En aquel momento ya funcionaba su administración de lotería de Sort, que había inaugurado el 16 de agosto de 1986. Como mínimo debía vender 250.000 pesetas de la época en décimos, como exigía Loterías y Apuestas del Estado. Le dijeron que sería imposible en aquel recóndito pueblo.

Pero Gabriel replicó que les sorprendería y que llegaría a convertir la Bruixa d’Or, que primero se denominó Stop y después l’Estel, en la primera del Estado. La Bruja se denomina de oro debido al color dorado de la pintura de la estatua que preside la administración, que finalmente se cubrió con pintura metalizada de coches porque los clientes la desgastaban debido a la superstición de refregar los décimos por la efigie.

Poco tiempo después había superado los 1.000 millones de ventas anuales, que se incrementaron un 20 % cuando el 5 de enero de 1994 dio un premio de 10.000 millones de pesetas con el número del Niño 08.036.

El hecho incluye una anécdota que se haría famosa: nueve décimos de este número, destinados a clientes fijos que los recibían por correo, habían sido devueltos poco antes del sorteo a Gabriel, porque los interesados no habían hecho efectivo el reembolso. La oficina central de Lleida, una vez se supo que aquellos décimos equivalían a 317 millones de pesetas de la época, ratificó que eran legalmente de los propietarios de la administración de Sort.

Pero Xavier y su esposa, Rosa, a quienes sus amigos tildaron de tontos, los remitieron de nuevo a sus destinatarios. Sólo unos pocos medios se hicieron eco del singular gesto de los propietarios de la Bruixa d’Or, pero a partir de aquel éxito, gracias a la publicidad que Gabriel hizo del premio, las ventas se incrementaron de golpe. Entonces entendió que el futuro radicaba en la publicidad y el marketing. El Sunday Times, el Süddeutsche Zeitung y otros medios escritos extranjeros dieron a conocer la Bruixa d’Or por todo el mundo mediante amplios reportajes.

Pero aún era más rápido y efectivo viajar por internet. Así, en 1995 la Bruixa d’Or creó su primera página web. El servicio, que empezó a funcionar en 1996, se reveló muy rentable a los pocos meses. Para no aumentar la plantilla (sólo cuatro personas) se crearon programas informáticos adaptados a las necesidades de cada uno.

Expansión en la red

En 2003 vendió más de 26 millones de euros, que pronto se incrementaron gracias a que, por primera vez, el 22 de diciembre de 2003 le «tocó» el Gordo de Navidad con el número 42.473, del que vendió 60 series, todas ellas por internet, a particulares y empresas, algunas de ellas en Alemania, los Países Bajos, Bélgica, Francia, Estados Unidos, Canadá y Uruguay, clientes asiduos. En total repartió 137 millones de euros, correspondientes, además del primer premio, al quinto y 12 pedreas. Tras dar el Gordo de Navidad en 2003, su página web se colapsó debido a la demanda para la lotería del Niño en enero de 2004. Con ello, desde su puesta en marcha, la Bruixa d’Or había repartido más de 600 millones de euros en premios, unos 100.000 millones de las antiguas pesetas.

En 1990, por poner un ejemplo, este hombre inquieto y amante de la aventura se fue a Venezuela con un equipo de siete personas para filmar una serie de deportes de riesgo, Neblina, cuyos doce capítulos vendió a Televisió de Catalunya y a varias cadenas de Latinoamérica. Cuatro años más tarde regresó a la selva venezolana para filmar otra serie, Ventana al cielo, para lo cual hizo incursiones en las selvas de otros países vecinos.

El «lotero» se hizo tan popular y tan admirado que impartía conferencias en universidades y en simposios dedicados a las posibilidades que ofrece internet, mientras su esposa, Rosa Galí Vidal, ejercía como maestra y anfitriona de la atención al público y de la profesionalidad de la administración. Su único hijo, Xavier, aparte de responsable y factótum de las tres páginas web (una de ellas con el tíulo ¿Aún no te ha tocado?), obtuvo en enero de 2004 el título de piloto de aviación comercial. Las aficiones favoritas del padre eran la pesca y el billar, que practicaba desde la adolescencia.

El primer turista espacial

Junto al pequeño local que en pocos años se amplió de 30 a 140 metros cuadrados, Gabriel levantó un restaurante para que los peregrinos de la suerte pudiesen comer a su gusto. Pero quienes a partir de 2005 se acercaron a Sort pudieron visitar, como si de un parque temático se tratara, las cinco plantas de un nuevo edificio, todas ellas dedicadas a la fortuna y una de ellas habilitada para acoger a los numerosos periodistas que cada 22 de diciembre se agolpan ante la administración.

Para este hombre creyente las prioridades de la vida, como escribió en su primer libro El creador de la Bruja de Oro (2002), eran la familia, la salud, el trabajo, el saber estar y la lotería, porque «la sociedad en que vivimos exige gastar... y es mejor gastar en sueños». Su ilusión no era otra que trabajar para que se cumplieran los sueños de los otros. Y creía también que la vida hay que vivirla intensamente y gozarla en todos los sentidos. Pero igual que proyectó convertirse en el primer turista del espacio (tenía previsto embarcarse en el primer vuelo espacial de Virgin Galactic), también se volcó hacia las causas altruistas: en 2006 creó la Fundación La Bruixa d'Or, una institución privada dirigida a personas menores de 21 años con Síndrome de Down o con alguna enfermedad discapacitante de baja prevalencia.

Cómo citar este artículo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].